Martinete de cobre Calamocha
Los «martinetes de cobre» o «fábricas de arambre» son industrias destinadas a la fundición y transformación del mineral de cobre utilizando la energía hidráulica. En estas fábricas de fundición podían distinguirse dos secciones: el área de fundición del mineral en hornos y el forjado y elaboración de los calderos de cobre. Ambas funcionaban con energía hidráulica.
martineteEn Calamocha, esta pequeña fundidora de mineral de cobre fue construida en el año 1689 por el mercader Antón Rivera Pougheol, socio auvernés de Diego de San Martín, quienes gestionaron en común un anterior martinete en Daroca.
Anton Rivera Pougheol procedía de Ally y llegó a Aragón siguiendo los paso migratorios de su padre. Este auvernés consiguió acumular un importante capital, y lo invirtió en aquellas actividades que más controlaba, es decir, en todas aquellas relacionadas con las tareas de sus compatriotas franceses . Desde su puesto empresarial preeminente, Antón Rivera jugó acertadamente sus bazas. Mostró una peculiar solidaridad con sus compatriotas caldereros, muchos de ellos vecinos en su localidad natal, adelantándoles constantemente planchas de cobre a crédito, dándoles un amplio margen de tiempo para pagárselas, aun con el riesgo latente de perder por impago alguna de las partidas . Siempre controló la gestión del martinete, aunque ocupado por sus otros negocios, optará por contratar martineires profesionales para que realizaran las tareas técnicas de la fundición.
El ingenio toma el agua de la acequia del Cubo. Se encuentra contiguo al antiguo molino harinero, en las proximidades del puente romano.
Esta instalación industrial se componía de un pequeño taller construido en torno a una enorme fragua en la que se fundía el cobre ayudado por una trompa de soplado movida por agua. Las planchas obtenidas pasaban posteriormente al martinete, un gran martillo hidráulico que les proporcionaba la forma definitiva. Actualmente la fundidora está en ruinas, conservándose el gran cárcavo de piedra en arco de medio punto en donde iba alojada la rueda o noria que movía el martillo y la trompa de soplado, así cómo la balsa, situada en la parte superior del cárcavo.