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Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Burbáguena
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La iglesia de Burbáguena se construyó sobre el solar de la anterior, comenzando las obras del actual templo en 1746. La construcción se efectuó en varias fases, finalizando el grueso de las obras en 1763 y su portada cinco años más tarde.
El maestro de obras de la construcción fue Francisco Subirón, natural de Anento y vecino de Burbáguena.
Presenta tres naves, con cuatro tramos, crucero con cúpula y cabecera plana. Se cubre con bóveda de cañón con lunetos en la nave central, los brazos del crucero y el presbiterio, mientras que en las laterales se cubren con bóveda de arista. El crucero, interiormente con cúpula sobre pechinas presenta al exterior un tambor de ladrillo con decoración de ladrillo aplantillado enmarcando los vanos y motivos de esquinillas. Se encuentra declarada Bien de Interés Cultural en el Censo General del Patrimonio Aragonés.
LA TORRE:
La torre de Burbáguena tiene cinco cuerpos, potente y elevada, se sabe que ya estaba en uso en 1763. Por la influencia de su lenguaje arquitectónico se encuentra incluida en el conjunto de campanarios mudéjares del valle del Jiloca, aunque su factura es barroca.
Sus dos cuerpos inferiores son cuadrados, de ladrillo y cantería: el primero es ciego, pero el segundo ya presenta pares de vanos de medio punto entre pilastras; los tres siguientes cuerpos son octogonales -el tercero y cuarto presentan vanos de medio punto en paños cóncavos, entre pilastras- y el último es un pequeño cuerpo ciego cuyos paños tiene recuadros con labores decorativas de ladrillo.
Interesante es también la decoración de ladrillos aplantillados del cimborrio del templo, cuyas obras dirigió, entre 1746 y 1768, el maestro de obras Francisco Subirón. Remata el conjunto un airoso chapitel bulboso, tan tradicional del barroco aragonés.
ELEMENTOS DESTACABLES:
Quedan muy pocos retablos originales. En 1963, el pintor zaragozano, Alejandro Cañada, pintó diferentes Pasos en el interior del templo. Donde ahora se encuentran las pinturas, anteriormente había unos preciosos retablos, muchos de ellos desplazados a otros pueblos para decorar algunos templos que sufrieron los desastres de la Guerra Civil y la demolición de sus iglesias. De los que permanecen en el interior del templo se pueden destacar los siguientes:
El Retablo Mayor de la Iglesia representa a Nuestra Señora de los Ángeles y data de 1790.
La mayor parte de los retablos e imágenes que guarda son de estilo barroco, bien del XVII, como los retablos de San Juan Bautista y la Virgen del Pilar, o el San Miguel y un Cristo de la sacristía; bien del XVIII, como el retablo de la Virgen del Rosario y un Santo Cristo en el lado de la epístola, entre otros.
En el siglo XIX los pintores Francisco y Narciso Latorre realizaron el lienzo de la Visitación y el del Nacimiento, respectivamente, que hoy se sitúan en el crucero. En 1879 Salvador Gisbert pintó dos lienzos que representan a San Ramón Nonato y un santo fundador. Más reciente es la serie de cuadros en torno a la vida de Jesús sobre táblex que ornamentan ambos lados de la iglesia, obras realizadas a principios de los años 60 por el olietano Alejandro Cañada.
Se desconoce a ciencia cierta el autor del órgano, construido según modelos vigentes en el siglo XVII.
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