Singra, históricamente y ha sido una población clave como punto estratégico en numerosas guerras y batallas durante diferentes épocas gracias a su situación geográfica en el Valle del Jiloca. El resto más antiguo es la torre de la Iglesia Parroquial, que conserva el aspecto fortificado ya que anteriormente era una de las torres que conformaban la muralla del Castillo de Singra, quedando en la actualidad como el único resto del mismo.
Ya del siglo XX se conservan varias posiciones defensivas realizadas con motivo de la Guerra Civil.
Dentro de su patrimonio artístico cabe destacar la Iglesia Parroquial de la Purificación del siglo XVII, así como la ermita de Santa Bárbara.
Pero quizás lo que más caracteriza la localidad es la abundante presencia de palomares, una serie de torres diseminadas por el alto de la colina.
Dentro de su patrimonio etnológico destacan también diferentes elementos de arquitectura popular que van desde viviendas realizadas en mampostería hasta el lavadero, construido a mediados del S. XX respetando modelos locales. Otros elementos destacados son las bodegas y las construcciones de piedra seca rodeando el pueblo que se usaban como cerradas.
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