Penitentes de Fuentes Claras

Segundo domingo de mayo

Orientada en sus primeros pasos por la banda de cornetas y tambores de la cofradía del Ecce Homo de Calamocha, la cofradía de la Sangre de Cristo de Fuentes Claras ha dado a su Semana Santa más espectacularidad, junto a las tres procesiones que se realizan el Jueves y Viernes Santo, y el Domingo de Resurrección. Esta última, de hora matinal, es llamada “la procesión del encuentro”. En ella, las mujeres con la imagen de la Virgen recorren una parte del pueblo, y los hombres con la imagen del Niño discurren por otra, para encontrarse ambos grupos en la plaza del Ayuntamiento, lugar en donde se realizan cortesías y, unidos, entran en la iglesia.

Otra antiquísima tradición, seguramente surgida de rogativas para evitar la peste o pedir lluvias al cielo, es la procesión de “los Penitentes”. Personajes como el “prior”, “listero”, “mayordomo”, “abanderado”, “alumbradores” o “cofrade”, y actos como las cortesías y obligaciones toman vida todos los segundos domingos de mayo, en un acontecimiento que se remota a más de 300 años de antigüedad. En los últimos tiempos se ha incorporado la banda de cornetas y tambores de la cofradía de la Sangre de Cristo.

La salida de la procesión se realiza a las 8 de la mañana, para tomar el camino de la vecina localidad de Villalba de los Morales. Tras una ordenada llegada, los penitentes son recibidos por los vecinos de aquella localidad con imágenes religiosas. Juntos oyen misa y toman chocolate con buñuelos. Aún se recuerda el tradicional carrito de madera del “tío Domingo Torrijo” desde el que se servía anís, moscatel, cazalla y galletas. Posteriormente, se vuelve a Fuentes Claras, para concentrarse en la emita de San Salvador, en el barrio del Santo. LLamados por el “listero”, en ordenada fila, del más joven al más viejo, se entra en la población deteniéndose en la plaza. Una vez llegados todos los penitentes, los “abanderados” efectúan las oportunas “reverencias y cortesías” con los pendones y banderas de la cofradía. Tras este acto acaba la procesión, y después llega la fiesta, con la obligada hospitalidad de invitar a comer a todos los visitantes.

Las referencias más antiguas de la procesión de los Penitentes datan del año 1674.

Actualmente la componen 182 cofrades y 61 hermanas, siendo el acto seguido multitudinariamente por el resto de los vecinos y por un gran número de visitantes. El “listero” es siempre la misma persona, siendo el cargo heredado dentro de una única familia. El cargo de prior es asignado anualmente al cofrade más antiguo, que tras desempeñarlo no podrá repetir. Entre las obligaciones del prior está la de cobrar las cuotas, dar la fiesta en Villalba, llevar la imagen del Cristo en la procesión y, en los fallecimientos de cofrades, iluminar la capilla y nombrar a seis alumbradores para el entierro.

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