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Semana Santa en el Jiloca
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La Semana Santa del valle del Jiloca es mas íntima y desconocida que la popular Bajo-aragonesa, cuya merecida fama ha traspasado nuestras fronteras.
Dos han sido los motivos principales por los que la Semana Santa ha tomado un gran impulso en las últimas décadas: la modificación del Código de Derecho Canónico por parte de la Iglesia en los años 70, permitiendo a la mujer integrarse en las cofradías, y la introducción de bandas, principalmente de cornetas, tambores y bombos, en muchas de las cofradías de la zona.
Hasta el siglo XVIII, en la mayoría de poblaciones existía casi en exclusiva la Cofradía de la Sangre de Cristo, a la que pertenecían la práctica totalidad de los varones adultos del lugar, con obligaciones religiosas llenas de contenido social.
A esta época del XVIII pertenecen multitud de calvarios y ermitas ubicadas a la salida de las poblaciones, que se suelen visitar por estas fechas para recoger las imágenes de la Pasión.
Talleres imagineros de la zona, y con enorme sentido práctico, fueron los encargados de tallar en maderas de cerezo, manzano o pino, muy propias del lugar, la cabeza, las manos y los pies de muchas de las imágenes que procesionamos. El resto del cuerpo se suplía con un armazón de palos revestido con túnica, evitando el coste económico de una talla de cuerpo entero y aligerando su peso.
Los Cristos Yacentes son todos de talla, pues es costumbre exhibirlos sobre una sabana blanca. Sin embargo en algunas localidades los encontramos con brazos articulados, permitiendo utilizar la misma imagen en momentos diferentes, como crucificado o yacente según conviniera.
La influencia de las órdenes religiosas, impulsoras de estos movimientos laicos, ha quedado preservada en los hábitos de los penitentes o cofrades; los colores negro y morado son los habituales para la túnica, el ceñidor o cíngulo, inspirado en el cordón franciscano como símbolo de austeridad y pobreza, y el tercerol a la cabeza, prenda genuinamente aragonesa y recogido a pliegues sobre la espalda.
Los terceroles turolenses destacan por su extraordinaria longitud, y buen ejemplo de ello es Fuentes Claras, donde podemos verlos de hasta 34 metros arrastrar por el suelo en la fecha del tercer domingo de mayo, cuando los penitentes regresan de su romería anual a la vecina localidad de Villalba de los Morales.
En cuanto a las bandas, la primera localidad en incorporarlas a sus actos semanasantistas fue Calamocha, y concretamente la cofradía del Stmo. Ecce Homo, a finales de los 70, con únicamente 6 tambores.
En años sucesivos, otras cofradías calamochinas incorporaron también instrumentos, llegando a formar tres bandas de cornetas, tambores y bombos, una de matracas y otra de carracas, éstos dos últimos, instrumentos autóctonos de nuestra zona casi desaparecidos. La matraca era usada en los campanarios para convocar a los fieles en las celebraciones de la Semana Santa y la carraca se utilizaba para resaltar el momento de la resurrección en la misa del Sábado de Gloria.
Una vez que la Semana Santa cogió impulso en esta localidad, algunas de estas bandas hicieron salidas a otros pueblos cercanos para despertar el interés y potenciar la Semana Santa en el valle del Jiloca, desplazando instructores para la creación de otras propias en las localidades de Fuentes Claras, Caminreal, Cella, Villarquemado y Villafranca, o reciclando con nuevos toques a la de Báguena. Hoy en día, los pueblos se llenan de gente en esas fechas y el número de cofrades ha crecido espectacularmente en toda la zona, motivada por el atractivo que despiertan las bandas.
El 27 de febrero de 2008 se constituyó la Asociación de Amigos de la Semana Santa del Jiloca con el objetivo de fomentar y dar a conocer el periodo litúrgico, la cultura, el patrimonio, y otras actividades de los municipios de la Comarca. La Asociación se formó por diez localidades en las que existían cofradías con banda: Calamocha (con cinco bandas), Villafranca, Torrijo, Caminreal, Fuentes Claras y Báguena. En 2014 se crea en Monreal del Campo una nueva cofradía con banda y la localidad se incorpora a la asociación.
Cada año se celebra en uno de estos pueblos el «Pregón de la Semana Santa del Jiloca», reuniendo a las diferentes bandas en una jornada de toques y convivencia, y dando paso así a las celebraciones que tendrán lugar en los días siguientes.
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